Nuevamente volví a mi querido San Pedro, llegué un 14 de febrero, y como siempre; este maravilloso lugar me recibió con los brazos abiertos. La energía que hay en este lugar limpia el alma, mi alma. Como bien dije: para mi este lugar es el abrazo más reconfortante. Anduve realmente en las nubes, como en un sueño tranquilo, en donde puedo por fin descansar. Estuve con mi querida madre 3 días aquí, y ayer 17 de febrero partimos nuevamente hacia una aventura, 12 horas de viaje, llegando a casi 5.000 de altura. Nuestro destino: "Salta la linda" aquí en mi maravillosa argentina. El viaje fue un regalo para la vista, pasamos del desierto nortino, a los verdes, rojos, amarillos, grises, al único norte argentino. Todo era tan verde, tan lleno de hermosa vegetación, todo era naturaleza en su plena expresión, con cerros de mágicos colores. Colores que yo no pensé que había en esta vida. Yo no paraba de decir: no puede ser que exista gente que viva en estos lugares, porque habían pueblos preciosos, situados en estas maravillas de paisajes. Parecía todo de cuento encantado, todo tan lindo, que yo iba demasiado emocionada, tanto, que deje de tomar fotografías porque sentí que haciendo eso, me perdía realmente apreciar en toda su plenitud estos paisajes, esta mezcla de colores, de naturaleza multicolor: "un cerro rojo del cual nacían arbustitos verdes" (de un verde que nunca antes había visto), un cerro amarillo, y arboles que explotaban por todas partes, arboles que simplemente eran, crecían como ellos querían realmente crecer, parecía que nadie los cortaba, nadie los manipulaba.
No puedo expresar en palabras todo lo que vi, pero sé que al igual que todo lo lindo que he vivido en mi vida, nunca pero nunca se me va a olvidar, y que cuando quiera lo podré traer a mi mente y volveré a estar allí.
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